
No entendía nada. Ni qué estaba pasando, ni porqué, ni cómo. Sólo oía ruidos ensordecedores y temblores. Miré por la ventana y vi que a lo lejos había unos aviones que tiraban bombas desde arriba. ¿Qué estaba pasando? Pensé en una guerra y me asusté. Intenté tranquilizarme y me dije: “A ver Salomé, tranquilízate. ¿Qué puedes hacer? Algo movió bruscamente la casa. Dejé mis pensamientos aparte y reparé en que esos avioncitos cargados de bombas se iban acercando donde vivía, sería mejor que me fuera. Cogí una mochila y metí todo lo necesario. Una bomba cayó enfrente de mi casa. ¡Tenía que darme más prisa!… Cayeron más bombas. Ya estaba bajando por las escaleras cuando me acordé de la comida. ¿Y si no tenía comida? Subí de nuevo y cuando estuve lista bajé corriendo y explotó una bomba en el último piso, entonces pensé en mis amigos. ¿Estarían bien? Me dispuse a buscar a mi mejor amigo: Jordi.
En la calle había gente corriendo por todas partes y personas tiradas en el suelo.
Un avión aterrizó y de él salieron hombres armados. Estaba escondida detrás de los escombros, y pronto me di cuenta de que mataban a toda persona viva que encontraban. Yo guardaba silencio y esperé hasta que se fueran. Cuando pensé que se habían ido salí de mi escondite, pero hice ruido y vinieron corriendo. Tomé una decisión rápida y me tiré al suelo intentando pasar desapercibida. Rondaron por ahí mucho tiempo, y cuando creí que no iba a aguantar más, se fueron. Salí silenciosamente y luego corrí hasta llegar a la casa de Jordi. Dejando la mochila aun lado, subí, pero no encontré a nadie. Lo busqué por todas partes. Lo busqué por todas partes pero no lo encontré, y después de media hora me fui a buscar un árbol lo suficientemente alto y espeso para que no me viera nadie. Encontré uno perfecto, bastante alejado de la ciudad. Me subí a él y busqué una rama para sentarme.
Observé el paisaje desolador que tenía alrededor y empecé a hacerme preguntas. La verdad es que no sabía porqué había pasado todo esto, y pensé en toda la gente que había visto en la calle; Todavía tenía que encontrar a Jordi, si no le había pasado nada. Entonces sentí que alguien me observaba, me di la vuelta y me encontré con un cuchillo en la garganta. No podía defenderme, porque no llevaba ningún arma. Me miró un momento y pareció pensar. Después de unos segundos dijo:
-Ah eres tú- Y guardó el arma.
¿La conocía? A mi no me sonaba de nada.
-Soy Lena, la de otra clase.
¿Lena? No me acordaba de ella. Tal vez la habría visto por los pasillos del instituto. ¡Ah!, cómo quisiera volver a casa y pensar que nada ha pasado, ¡Parecía una pesadilla! Ni siquiera sabía la razón de todo esto.
-¿Qué haces aquí?- le pregunté.
-¿Y tú? Yo creo que lo mismo- me dijo.
-Bueno, yo estoy buscando a Jordi ¿Sabes quién es?
-Si, pero creo que ya no habrá muchas personas vivas ahora.
-Ya …
Lena fue una buena compañía y nos hicimos amigas. Al fin y al cabo, ¿Qué íbamos a hacer? Dormimos en el árbol y me prometió que al día siguiente me ayudaría a buscar a Jordi. Al parecer ella tampoco sabía nada de lo que estaba pasando.
Al día siguiente fuimos a buscar a mi amigo, pero sin alejarnos mucho.
-Tú vete por allí y yo iré por aquí. Si encuentro algo te llamaré ¿vale?- Me ordenó.
-Está bien- le dije.
Después de estar un buscando un buen rato un avión apareció por encima de mi cabeza, pero no me vio. De repente empezaron a tirar bombas, aunque lejos de mí, en la otra dirección, entonces oí a Lena gritar. Corrí todo lo que puede hacia su voz, pero entonces los hombres que iban en el avión me vieron y me fueron disparando. No sé si me perdieron de vista o se aburrieron de mí, porque se fueron. Seguí corriendo y vi a alguien en el suelo. Fui hacia allí, Pero no era Lena; ¡Era Jordi!, todavía respiraba, pero se había desmayado. Lo dejé debajo de un árbol para seguir buscando a Lena. Estaba debajo de unos escombros y
No podía salir. La saqué de ahí y nos fuimos. Cuando llegamos Jordi se había despertado. Nos contó que estaba en la calle cuando todo sucedió.
-También oí hablar a unos hombres antes de quedarme inconsciente-dijo.
-¿Y qué escuchaste?-pregunté.
-No lo entendí bien, pero dijeron que su jefe, un tal Ingenier y el pueblo estarían contentos con lo que habían hecho.
-¿El pueblo? ¿Y por qué iban a estar contentos? ¡Si han matado a mucha gente!
-¿Y quién es Ingenier?-preguntó Lena.
-No lo sé, pero es el jefe según esos hombres- Respondió Jordi.
-Quizá seamos las únicas vivas en esta ciudad. Aparte del “pueblo”.
-¡Um!… A mi me parece que algo va mal; porque seguro que ya habrían venido gente de otros sitios para ayudarnos ¿No? O reconstruir la ciudad e investigar quien ha sido …
-Espera un momento, oye ¿Ingenier no era un político que…?-dijo Lena.
-¡Es verdad! Pero si Ingenier es su jefe seguirá vivo.¡Y el “pueblo” serán sus seguidores! Porque sólo había una pequeña parte de los ciudadanos que estaba a su favor- deduje yo.
-Mirad, os propongo una cosa: vayamos a saber lo que pasa, total, no tenemos donde ir, además seguro que si nos ven no nos reconocerán, aunque no estemos de parte de Ingenier-dije.
-Bueno,¡También nos podríamos quedar aquí hasta que venga alguien contra ellos y nos ayude!…-Replicó Jordi.
-¡A ver, somos una ciudad muy grande, pero desgraciadamente también muy olvidada y apartada de otros sitios!-exclamé.
Lena retomó la palabra y dijo:
-Bueno, yo me apunto a la idea de Salomé, porque opino que no nos podemos quedar aquí de brazos cruzados, y esperar a que nos rescaten. De todas formas no tenemos donde ir y no pienso estar viviendo en árboles, porque por su culpa he perdido a mi familia; vosotros también, por eso no pienso pasarme la vida así.
Nos quedamos callados. Lena nos había dejado sin habla. Tenía razón y Jordi aceptó. A la mañana siguiente iríamos al centro de la ciudad.
Anduvimos mucho, y cuando llegamos procuramos escondernos.
Teníamos razón, allí en el centro todo el mundo hacía como si nada, iban y venían todos ajetreados cada uno a lo suyo. Pero también nos dimos cuenta de que había fotos de Lena y yo por todas partes.
No nos escondimos muy bien y una señora nos vio, se fue corriendo, pero de repente escucharon sirenas por todas partes y salieron unos hombres con armas a buscarnos. La mujer señaló dónde estábamos escondidos y se dirigieron hacia allí. Como nos habían descubierto, salimos corriendo, mientras ellos disparaban de muy cerca. Una bala me rozó el hombro, pero no paré.
Se iban acercando cuando un hombre salió al paso y les dijo que le siguiéramos. No teníamos otra salida, así que fuimos tras él, y pronto perdimos de vista a los hombres de Ingenier. Nos llevó a una casa apartada de la ciudad, y empezamos a hacer preguntas.
-¿Por qué nos has ayudado?-pregunté.
-¿Pero tú no eres del pueblo?-preguntó Jordi.
-Sí, pero no de verdad-dijo-Me llamo Santiago y …
¿Pero por qué nos has ayudado?-Preguntó Lena de nuevo.
-Veréis, Ingenier piensa que soy su seguidor, pero en realidad ya no estoy a su favor, porque cuando hizo aquella reunión …
-¿Qué reunión?
-A ver, Ingenier hizo una reunión a la cual fueron todos los que estaban a su favor, y yo también lo era. Él tenía un plan; quería que sólo vivieran los que decían si a sus ideas para él gobernar sobre nuestra ciudad. Muchos estaban en contra, pero él les dijo que si se iban los matarían como a los demás ciudadanos.
-¡Ese está loco!- exclamó Lena.
-Y os he ayudado porque quiero ir en contra de Ingenier, pero no lo puedo hacerlo solo.
Santiago era un hombre joven de mas o menos veinticinco años. Se notaba que lo que decía era verdad y nosotros decidimos quedarnos con él. Allí estaríamos a salvo.
-¡Pero no podemos ir nosotros solos contra él!-exclamó Jordi.
-Nos os preocupéis conozco a más personas que están en contra de Ingenier. Sólo nos falta idear un plan.
A la mañana siguiente, Santiago trajo a su casa a las personas que ayudarían en el plan. Ideamos una estrategia y nos asignaron puestos a cada uno.
Jordi, Santiago y otros, se encargarían de entrar donde estuviera Ingenier. Si algo iba mal iríamos Lena, yo y otros para intervenir. Les dieron armas, por si acaso.
Estábamos muy nerviosos, y esperamos hasta el día en que todo iba a suceder. El día esperado llegó y fueron todos a sus puestos.
Jordi y Santiago se hicieron pasar por camareros para llegar hasta Ingenier. No fue nada fácil, pues había guardias alrededor vigilando. Cuando lo encontraron lo cogieron, pero él no quiso cambiar de opinión. Sólo gritó hasta que vinieron unos cuantos guardias, que al ver lo que pasaba , hicieron sonar las alarmas por toda la ciudad.
Entonces Lena y yo y los demás subimos y luchamos contra los hombres de Ingenier. Pero cada vez había más, y necesitabamos mas gente con nosotros; Se nos acababan las fuerzas. De repente, subió una masa de gente que se unieron a nosotros.¡Era todo el “pueblo”! Se dieron cuenta del mal que habían hecho matando, y poco a poco los hombres de Ingenier se fueron uniendo a mis amigos y a mi, hasta que sólo quedó él.
Intentó convencer a todos de que volvieran a su favor, pero nadie le hizo caso.
El pueblo pasó otra vez a ser la ciudad, y decidieron reconstruirla. Nos consideraban líderes de ella; por eso nuestros nombres estaban por todas partes:
Santiago, Lena, Jordi y Salomé.
No entendía nada. Ni qué estaba pasando, ni porqué, ni cómo. Sólo oía ruidos ensordecedores y temblores. Miré por la ventana y vi que a lo lejos había unos aviones que tiraban bombas desde arriba. ¿Qué estaba pasando? Pensé en una guerra y me asusté. Intenté tranquilizarme y me dije: “A ver Salomé, tranquilízate. ¿Qué puedes hacer? Algo movió bruscamente la casa. Dejé mis pensamiento aparte y reparé en que esos avioncitos cargados de bombas se iban acercando donde vivía, sería mejor que me fuera. Cogí una mochila y metí todo lo necesario. Una bomba cayó enfrente de mi casa. ¡Tenía que darme más prisa!… Cayeron más bombas. Ya estaba bajando por las escaleras cuando me acordé de la comida. ¿Y si no tenía comida? Subí de nuevo y cuando estuve lista bajé corriendo y explotó una bomba en el último piso, entonces pensé en mis amigos. ¿Estarían bien? Me dispuse a buscar a mi mejor amigo: Jordi.
En la calle había gente corriendo por todas partes y personas tiradas en el suelo.
Un avión aterrizó y de él salieron hombres armados. Estaba escondida detrás de los escombros, y pronto me di cuenta de que mataban a toda persona viva que encontraban. Yo guardaba silencio y esperé hasta que se fueran. Cuando pensé que se habían ido salí de mi escondite, pero hice ruido y vinieron corriendo. Tomé una decisión rápida y me tiré al suelo intentando pasar desapercibida. Rondaron por ahí mucho tiempo, y cuando creí que no iba a aguantar más, se fueron. Salí silenciosamente y luego corrí hasta llegar a la casa de Jordi. Dejando la mochila aun lado, subí, pero no encontré a nadie. Lo busqué por todas partes. Lo busqué por todas partes pero no lo encontré, y después de media hora me fui a buscar un árbol lo suficientemente alto y espeso para que no me viera nadie. Encontré uno perfecto, bastante alejado de la ciudad. Me subí a él y busqué una rama para sentarme.
Observé el paisaje desolador que tenía alrededor y empecé a hacerme preguntas. La verdad es que no sabía porqué había pasado todo esto, y pensé en toda la gente que había visto en la calle; Todavía tenía que encontrar a Jordi, si no le había pasado nada. Entonces sentí que alguien me observaba, me di la vuelta y me encontré con un cuchillo en la garganta. No podía defenderme, porque no llevaba ningún arma. Me miró un momento y pareció pensar. Después de unos segundos dijo:
-Ah eres tú- Y guardó el arma.
¿La conocía? A mi no me sonaba de nada.
-Soy Lena, la de otra clase.
¿Lena? No me acordaba de ella. Tal vez la habría visto por los pasillos del instituto. ¡Ah!, cómo quisiera volver a casa y pensar que nada ha pasado, ¡Parecía una pesadilla! Ni siquiera sabía la razón de todo esto.
-¿Qué haces aquí?- le pregunté.
-¿Y tú? Yo creo que lo mismo- me dijo.
-Bueno, yo estoy buscando a Jordi ¿Sabes quién es?
-Si, pero creo que ya no habrá muchas personas vivas ahora.
-Ya …
Lena fue una buena compañía y nos hicimos amigas. Al fin y al cabo, ¿Qué íbamos a hacer? Dormimos en el árbol y me prometió que al día siguiente me ayudaría a buscar a Jordi. Al parecer ella tampoco sabía nada de lo que estaba pasando.
Al día siguiente fuimos a buscar a mi amigo, pero sin alejarnos mucho.
-Tú vete por allí y yo iré por aquí. Si encuentro algo te llamaré ¿vale?- Me ordenó.
-Está bien- le dije.
Después de estar un buscando un buen rato un avión apareció por encima de mi cabeza, pero no me vio. De repente empezaron a tirar bombas, aunque lejos de mí, en la otra dirección, entonces oí a Lena gritar. Corrí todo lo que puede hacia su voz, pero entonces los hombres que iban en el avión me vieron y me fueron disparando. No sé si me perdieron de vista o se aburrieron de mí, porque se fueron. Seguí corriendo y vi a alguien en el suelo. Fui hacia allí, Pero no era Lena; ¡Era Jordi!, todavía respiraba, pero se había desmayado. Lo dejé debajo de un árbol para seguir buscando a Lena. Estaba debajo de unos escombros y
No podía salir. La saqué de ahí y nos fuimos. Cuando llegamos Jordi se había despertado. Nos contó que estaba en la calle cuando todo sucedió.
-También oí hablar a unos hombres antes de quedarme inconsciente-dijo.
-¿Y qué escuchaste?-pregunté.
-No lo entendí bien, pero dijeron que su jefe, un tal Ingenier y el pueblo estarían contentos con lo que habían hecho.
-¿El pueblo? ¿Y por qué iban a estar contentos? ¡Si han matado a mucha gente!
-¿Y quién es Ingenier?-preguntó Lena.
-No lo sé, pero es el jefe según esos hombres- Respondió Jordi.
-Quizá seamos las únicas vivas en esta ciudad. Aparte del “pueblo”.
-¡Um!… A mi me parece que algo va mal; porque seguro que ya habrían venido gente de otros sitios para ayudarnos ¿No? O reconstruir la ciudad e investigar quien ha sido …
-Espera un momento, oye ¿Ingenier no era un político que…?-dijo Lena.
-¡Es verdad! Pero si Ingenier es su jefe seguirá vivo.¡Y el “pueblo” serán sus seguidores! Porque sólo había una pequeña parte de los ciudadanos que estaba a su favor- deduje yo.
-Mirad, os propongo una cosa: vayamos a saber lo que pasa, total, no tenemos donde ir, además seguro que si nos ven no nos reconocerán, aunque no estemos de parte de Ingenier-dije.
-Bueno,¡También nos podríamos quedar aquí hasta que venga alguien contra ellos y nos ayude!…-Replicó Jordi.
-¡A ver, somos una ciudad muy grande, pero desgraciadamente también muy olvidada y apartada de otros sitios!-exclamé.
Lena retomó la palabra y dijo:
-Bueno, yo me apunto a la idea de Salomé, porque opino que no nos podemos quedar aquí de brazos cruzados, y esperar a que nos rescaten. De todas formas no tenemos donde ir y no pienso estar viviendo en árboles, porque por su culpa he perdido a mi familia; vosotros también, por eso no pienso pasarme la vida así.
Nos quedamos callados. Lena nos había dejado sin habla. Tenía razón y Jordi aceptó. A la mañana siguiente iríamos al centro de la ciudad.
Anduvimos mucho, y cuando llegamos procuramos escondernos.
Teníamos razón, allí en el centro todo el mundo hacía como si nada, iban y venían todos ajetreados cada uno a lo suyo. Pero también nos dimos cuenta de que había fotos de Lena y yo por todas partes.
No nos escondimos muy bien y una señora nos vio, se fue corriendo, pero de repente escucharon sirenas por todas partes y salieron unos hombres con armas a buscarnos. La mujer señaló dónde estábamos escondidos y se dirigieron hacia allí. Como nos habían descubierto, salimos corriendo, mientras ellos disparaban de muy cerca. Una bala me rozó el hombro, pero no paré.
Se iban acercando cuando un hombre salió al paso y les dijo que le siguiéramos. No teníamos otra salida, así que fuimos tras él, y pronto perdimos de vista a los hombres de Ingenier. Nos llevó a una casa apartada de la ciudad, y empezamos a hacer preguntas.
-¿Por qué nos has ayudado?-pregunté.
-¿Pero tú no eres del pueblo?-preguntó Jordi.
-Sí, pero no de verdad-dijo-Me llamo Santiago y …
¿Pero por qué nos has ayudado?-Preguntó Lena de nuevo.
-Veréis, Ingenier piensa que soy su seguidor, pero en realidad ya no estoy a su favor, porque cuando hizo aquella reunión …
-¿Qué reunión?
-A ver, Ingenier hizo una reunión a la cual fueron todos los que estaban a su favor, y yo también lo era. Él tenía un plan; quería que sólo vivieran los que decían si a sus ideas para él gobernar sobre nuestra ciudad. Muchos estaban en contra, pero él les dijo que si se iban los matarían como a los demás ciudadanos.
-¡Ese está loco!- exclamó Lena.
-Y os he ayudado porque quiero ir en contra de Ingenier, pero no lo puedo hacerlo solo.
Santiago era un hombre joven de mas o menos veinticinco años. Se notaba que lo que decía era verdad y nosotros decidimos quedarnos con él. Allí estaríamos a salvo.
-¡Pero no podemos ir nosotros solos contra él!-exclamó Jordi.
-Nos os preocupéis conozco a más personas que están en contra de Ingenier. Sólo nos falta idear un plan.
A la mañana siguiente, Santiago trajo a su casa a las personas que ayudarían en el plan. Ideamos una estrategia y nos asignaron puestos a cada uno.
Jordi, Santiago y otros, se encargarían de entrar donde estuviera Ingenier. Si algo iba mal iríamos Lena, yo y otros para intervenir. Les dieron armas, por si acaso.
Estábamos muy nerviosos, y esperamos hasta el día en que todo iba a suceder. El día esperado llegó y fueron todos a sus puestos.
Jordi y Santiago se hicieron pasar por camareros para llegar hasta Ingenier. No fue nada fácil, pues había guardias alrededor vigilando. Cuando lo encontraron lo cogieron, pero él no quiso cambiar de opinión. Sólo gritó hasta que vinieron unos cuantos guardias, que al ver lo que pasaba , hicieron sonar las alarmas por toda la ciudad.
Entonces Lena y yo y los demás subimos y luchamos contra los hombres de Ingenier. Pero cada vez había más, y necesitabamos mas gente con nosotros; Se nos acababan las fuerzas. De repente, subió una masa de gente que se unieron a nosotros.¡Era todo el “pueblo”! Se dieron cuenta del mal que habían hecho matando, y poco a poco los hombres de Ingenier se fueron uniendo a mis amigos y a mi, hasta que sólo quedó él.
Intentó convencer a todos de que volvieran a su favor, pero nadie le hizo caso.
El pueblo pasó otra vez a ser la ciudad, y decidieron reconstruirla. Nos consideraban líderes de ella; por eso nuestros nombres estaban por todas partes:
Santiago, Lena, Jordi y Salomé.
El cuento es largo, pero está bastante bien.
ResponderEliminar¡¡Espero que os guste!!
¡Me gusta! pero es muy largo.
ResponderEliminarya....pero haber, que así es mejor, ya estoy haciendo novelas...=)
ResponderEliminar